martes, 13 de octubre de 2009

Cáhuil y Topocalma

Más de algo en común tienen estos dos lugares, sin embargo, la leyenda es el vínculo
que traigo presente, en una versión de Antonio Landauro, La Laguna de Cáhuil.
Cáhuil es un pequeño caserío de pescadores ubicado a unos veinte kilómetros al sur del balneario colchaguino de Pichilemu. En medio de la pequeña ensenada existen aún cuatro pequeños farolillos a gas que usaron, seguramente, en una época pasada los pescadores. Hoy son sólo el recuerdo de otros tiempos mejores que vivió esa esforzada población.
La laguna de Cáhuil es angosta y se asemeja a un río de regular caudal. El agua en sus primeros quince kilómetros es salada y una fauna típicamente marina. Abundan los róbalos, las cachambas y los pejerreyes.
Cuentan los lugareños que vivió hace muchos años en Cáhuil un viejo pescador de apellido Vega. Era el más diestro y hábil de todos los pescadores ya que, gracias a su experiencia y conocimientos, sacaba más peces y mariscos que ningún otro. Tenía dos hijos y una perra. Poseía conocimientos de brujería y era también un hábil alfarero. Un día compró algunos caballos y cuando parió su yegua, echó a la laguna enormes y abundantes redadas de mariscos y peces. El caballo estaba de su parte y la laguna bienhechora proporcionaba al viejo Vega y a todos los pescadores, productos suficientes para llevar una vida sin apremios ni preocupaciones.
El caballito encantado era feliz. De día y de noche se sentía el chapoteo de sus ligeras patitas galopando sobre el agua. De noche lo seguían en su carrera miles de aves y el "lucerito" de luciérnagas que lo acompañaban era impresionante.
La fama del viejo Vega trascendió más allá de los reducidos límites de Cáhuil; pasó su laguna y sus montañas floridas, traspasó sus dunas y sus salinas y llegó a otras regiones. Se le conocía en Topocalma y Pichilemu, en Bolleruca, en Bucalumu, en Lico y Vichuquén.
Un caballero de Topocalma había perdido en el mar un chichorro que apreciaba mucho por cuanto le proporcionaba pesca segura y abundante. Después de agotar sus propios esfuerzos y los de su servidumbre en vano, recurrió al viejo pescador de Cáhuil cuyos poderes sobrenaturales ya lo habían rodeado de una aureola de prestigio.
El poderoso señor de Topocalma le ofreció al viejo pescador por recuperar la embarcación todo cuanto él desease.
Había que arrancar el chinchorro de entre unas rocas donde rompían furiosas olas.
Vega se encaminó solo al alcantilado. Rechazó toda ayuda y no llevó objeto alguno para efectuar su labor. Pidió sólamente que nadie lo acompañara y que lo dejaran trabajar sin testigos. Esta exigencia suya picó la curiosidad de la servidumbre del terrateniente de Topocalma y varios de estos lo siguieron a escondidas y vieron cuando Vega llegó a la peligrosa zona y se desnudó.
Enseguida se frotó el cuerpo con un unguento y, ante el asombro de los furtivos observadores, quedó convertido en un lobo marino. Se lanzó al agua y nadó con toda agilidad hacia hacia el roquerío. Una vez en el lugar, se sumergió y desprendió el chinchorro de las rocas que lo tenían prisionero. Se lo ató a la cintura y nadó con él hacia la playa. Recuperada su forma primitiva, se vistió y se fue a casa de caballero dejando en la playa la codiciada embarcación. Tan grande era el agradecimiento del rico señor y tanto su asombro que le pidió al viejo que se quedara en sus propiedades. La invitación fue naturalmente bien acogida.
La ausencia de Cáhuil del pescador fue aprovechada por los brujos de otras regiones, quienes desde hacía tiempo codiciaban al caballito encantado de la laguna, y, haciendo uso de sus artes diabólicas, lo raptaron. Desde entonces la laguna de Cáhuil se "descompuso" y ya no fue más la bienechora de los pescadores, despues de algún tiempo, se terminaron en ella los erizos, los choros y las machas, y los peces sufrieron también notable disminución en variedad, calidad y tamaño. En la actualidad los pescadores de Cáhuil sólo extraen de sus aguas- en otro tiempo generosas- cachambas, pejerres y robalitos, cuyos cuerpos se ven saltar entre las redes, las claras y límpidas noches de luna llena.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Nuestra señora del Rosario

Hoy el santoral recuerda a Nuestra Señora del Rosario, advocación de la Parroquia desde, aproximádamente, 1750. Así consta en el Auto de visita del 19 de noviembre
de dicho año, citado por don Régulo Valenzuela Matte en su trabajo, La Doctrina del Rapel en el Reino de Chile,"..en Pucalán el señor Visitador Dr. Del Pozo y Silva mandó se hiciera inventario de los bienes de aumento de la Capilla de Pucalán "que se dice del Rosario". El Notario de Visita y Secretario Juan Xavier Larrañeta hace el inventario de las alhajas que "se hallan en esta capilla del Rosario de Pucalán". Es la primera vez que vemos aparecer oficialmente el nombre de El Rosario para la Parroquia. Ya habíamos visto que Pucalán había desplazado a Rapel como centro de la doctrina, lo que se acentúa en la primera mitad del siglo XVII. Con seguridad podemos afirmar que los libros y la sede parroquial han funcionado desde un inicio en Pucalán, ahora denominado El Rosario de Pucalán."
La Parroquia Nuestra Señora de El Rosario de Litueche, es la heredera de la rica y larga historia de la Doctrina de los Indios del Rapel, la que desde 1750 hasta hoy tiene como Patrona a Nuestra Señora del Rosario, ininterrumpidamente, por casi 259 años, el nombre de la advocación de la Parroquia ha permanecido invariable.
El 19 de noviembre, solo un hito.

jueves, 1 de octubre de 2009

Ovando de Solís, Solís de Ovando o Solís

Una nueva búsqueda sobre el personaje español, Francisco José Ovando de Solís, el que fuera Gobernador interino de Chile, por el corto espacio de casi un año, no permitió corroborar la afirmación de que éste halla tenido, en Chile, la calidad de "encomendero". Este noble, era marqués, sirvió en el ejército y armada real, en su calidad de Gobernador interino, esperaba la confirmación de la corona del cargo en propiedad, viajaba rumbo a Concepción cuando recibió la noticia de la llegada de su sucesor, Ortiz de Rozas. Pronto, retornó al Perú y allí fue destinado al cargo de
comandante de la armada real del Pacífico, más tarde, nombrado gobernador de las Filipinas, esperó dos años un barco que lo transportara a tomar poseción de su alto cargo. En un viaje de vuelta a Acapulco, falleció en alta mar. No se conoce desendencia de Ovando de Solís, trás su partida de Chile.
Don Francisco Antonio Solís de Ovando Baeza, chileno, hijo de Clemente Solís y Catalina Baeza, nació en El Rosario en el último cuarto del siglo XIX,quedó huérfano
muy pequeño y tuvo que trabajar desde niño para ganarse la vida, ingresó al ejército
como soldado del cuarto de línea, hizo carrera en el arma de infantería y a los dos años fue ascendido a oficial, estudiando en la escuela de San Bernardo, siendo capitán, ganó un concurso para un puesto de alumno en la academia de guerra, egresando con el grado de mayor. Siendo mayor, ya ocupaba comandos reservados por los reglamentos, para los jefes de mayor graduación, fue enviado a un curso de especialización a Alemania. Ascendido a teniente coronel,se le dio el mando de la tercera brigada de infantería, de esa época data su participación en un conato de golpe de estado por lo que fue sometido a proceso ante el consejo de guerra(durante la guerra civil del 91, abrazó la causa parlamentaria, en contra del presidente Balmaceda).
Más tade, fue destinado a la división de Antofagasta, junto con el mando, le correspondió asumir por algunos meses como intendente de dicha provincia.
Tuvo participación en la prensa militar, es autor de numerosas obras de intrucción y reglamentos militares, ejerció la docencia, fue director de un curso de instrucción de oficiales superiores, alcanzó el grado de general de brigada.
Don Francisco Antonio Solís de Ovando Baeza o Francisco Antonio Solís Baeza,hijo de clemente y Catalina, según reza la partida de bautismo del libro 9 fojas 97 vuelta, de la parroquia de nuestra señora de El Rosario, de fecha 14 de febrero de 1869, la cual se encuentra adulterada en su original, al nombre del infante Francisco Antonio Solís, se le ha agregado con caligrafía similar y tinta más oscura, "de Ovando".

Tesoro en La Matancilla

Una vieja noticia de un viejo periódico, El Progreso, del puerto de Matanzas
en su edición del 3 de agosto de 1913, señala: "En la Matancilla, en la propiedad de Sabino Farías, al realizar una excavación, a unos doce metros, se encontró un tesoro oculto del tiempo en que en ese mismo lugar existía una iglesia".
El imaginario costino, especialmente, el de la costa de la antigua provincia de Colchagua, abunda en historias de tesoros, una de las razones corresponde a que ésta
fue un teatro de acción de contrabandistas, filibusteros y sanguinarios piratas. Contribuyeron a estas prácticas; el aislamiento y abandono secular de esta extensa
región, con el consiguiente desarrollo de una "mentalidad fronteriza" en sus pobladores, las restricciones coloniales al comercio y las condiciones naturales del litoral, propicias para el embarque y desembarque de productos.
Tristemente célebre es el episodio de La Escorpión, con consecuencias políticas al más alto nivel en las postrimerías del gobierno de García Carrasco.
También han hecho su contribución, los naufragios, aun existen mareros que combinan con sus actividades propias, las de cuidar restos de naufragios a la espera de buenas condiciones que permitan rescatar preciosas cargas.
Otros, descubriendo y excavando toneladas de tierra, piedra y arenas de las numerosas cuevas llamadas, del "pirata".
Lleno de tesoros, nuestro folcklore.Tesoros reales, como el de La Matancilla y otros, más reales, todavía.