domingo, 13 de junio de 2010

Casa Nuestra Señora del Rosario

En el siglo XVI, el encomendero De Almagro, llevó por primera vez al doctrinero encargado del territorio al sur del río Rapel. Cumple su rol en la evangelización de los aborígenes. Un rústico reparo, construido con ramas, para cobijar el altar de campaña. Ese fue el primer templo.
De diversas estructuras materiales y formas, através de los muchos años, los templos se han destruido. Fatiga natural, cataclismo... una y otra vez, y otras tantas se ha vuelto erguir.
Aquí y allá. Hoy, nuevamente, en el emplazamiento de la vieja capilla de San Lorenzo de Pucalán, desde 1750, casi nada, sin embargo, su Iglesia está incólume. A caído el templo, el edificio. Su colapso trae consigo una oportunidad especial para aunar voluntades y acciones. Un gran desafío para deponer los pequeños intereses y entre todos elevar el templo y a la comunidad.
Nuestra Señora del Rosario identifica un gran espectro, capaz de grandes tareas; como mantener la misma sede Parroquial, tantas veces disputada, traer algunos beneficios del progreso, revivir el sano espíritu festivo y hoy como un ensayo general de las otras tareas mayores, tan necesarias de encarar en conjunto, sin ideologismos, hacer las cosas diferentes para obtener resultados diferentes.

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